sábado, 3 de junio de 2017

3 DE JUNIO - DÍA DEL INMIGRANTE ITALIANO EN ARGENTINA



   A través de la ley Nacional N° 24561 en 1995, se estableció como el Día del Inmigrante Italiano, en reconocimiento a aquellos que con valor, trabajo y sacrificio, trabajaron por la grandeza de la Argentina. Se eligió esta fecha por ser el día del nacimiento de Manuel Belgrano, como un homenaje a los italianos que han enriquecido el patrimonio espiritual y material de la Patria Argentina.
  Entre aquellas familias de inmigrantes, la historia destaca a la conformada por Don Domingo Belgrano Pérez, nacido en Oneglia ( Liguria,Italia ), llegado de Buenos Aires previo paso por España y Doña María Josefa González, hogar en el cual nació el 3 de junio de 1770 Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, creador de la Bandera Nacional.
   En Argentina seguimos festejando el Día del Inmigrante italiano. Es un día festivo porque quienes somos descendientes de aquellos que tomaron la decisión de dejar su país nos sentimos argentinos, pero orgullosos de nuestros antepasados.
  Sabemos que la decisión de emigrar que tuvieron nuestros padres y abuelos fue una decisión mayormente movida por la necesidad. Edmundo De Amicis, en su libro “Sobre el Océano”, un emigrante lo dice claramente: “Mi emigro per magnar” (“Emigro para comer”). Lo cierto, es que Italia sufrió entre fines del S XIX y comienzos del XX la mayor diáspora conocida en ese país. 14 millones de italianos migraron en el nombrado período.
   De ellos, casi 3 millones vinieron a Argentina. En ningún lado la migración italiana marcó culturalmente y a fuego a una Nación como en Argentina. El lenguaje, la comida, la música, las costumbres…todo muestra la influencia de la cultura italiana. El aporte que esos inmigrantes hicieron fue parte de esa Argentina que se encontraba entre los primeros países del mundo a principios del siglo XIX.
   A pesar de lo duro de la migración y de las injusticias que sabemos se cometieron, un párrafo de una carta de un inmigrante a su familia decía: “Aquí, del más rico al más pobre, todos viven de carne, pan y minestra todos los días, y los días de fiesta todos beben alegremente y hasta el más pobre tiene cincuenta liras en el bolsillo. Nadie se descubre delante de los ricos y se puede hablar con cualquiera. Son muy afables y respetuosos, y tienen mejor corazón que ciertos canallas de Italia. A mi parecer, es bueno emigrar”. (De Girolamo Bonesso, en Colonia Esperanza (1888)”)

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